DANZA BUTOH


Últimamente he estado conectado con el tema de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki que precisamente se han cumplido ya 64 años de esta catastrofe. Estos dos lamentables hechos tubieron un sin fin de consecuencias, entre ellas y la más peligrosa, es la carrera nuclear que las grandes (y no tan grandes) potencias iniciaron y que tubo su gran auge durante la guerra fría y que hoy en día tiene más fuerza con los grupos terroristas y la accesibilidad de las armas atómicas.

Pero lejos de ello y visto por un prisma positivo, si es que se puede ver algo bueno de los bombardeos donde murieron cerca de 280.000 personas en cuestión de segundos, lo ocurrido en Hiroshima y Nagasaki trajo para la danza un movimiento transgresor, que por medio de la simulación del dolor y el sufrimiento de quienes sobrevivieron a los impactos atómicos logran una serie de movimientos extraños y algo grotescos que evidencian la fraglidad del cuerpo humano, así como la fuerza que pueden tener las sensaciones sobre éste... es acá donde encontramos la danza Buto.

Hablar de la danza Buto es meterse en un cuento bastante oscuro y fuerte, es ver movimientos lentos, dolorosos y no evitar sentir miedo. Es una danza algo lugubre, triste y fuerte en las expresiones. Es una forma de sentir, casi que en carne propia, lo que se sintió hace 64 años en el país Nipón.

Minutos después de que callera la bomba sobre el suelo de Hiroshima, lo que quedaba de sus calles estaba lleno de heridos y muertos que habrían sufrido lo peor hasta entonces conocido. Mutilados, quemados y ciegos intentaban moverse buscando un poco de alivio para su interminable dolor sin un final feliz. En estas escenas tan desesperanzadoras y terribles, años después, en la decada del 50, Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata comenzaron la busqueda del nuevo cuerpo, del cuerpo de la postguerra, así nace la danza hacia la oscuridad, la danza Buto. Por medio de esta danza se pretende dar un espacio de expresión al cuerpo mismo, que sea él quien demuestre su lugar en el cosmos, que las expresiones no pasen a través del cuerpo sino que nazcan de él.

En el principio el Buto expresaba el dolor y la angustia, pues como se sabe, en esos sentimientos se basaron los creadores. Pero conforme pasaba el tiempo y se iban dando cambios, el Buto pasaba por una serie de sentimientos y situaciones variadas donde el danzante realmente hacía todo un estudio y una profundización de su mismo ser. Usando la improvización intenta lograr movimientos y expresiones que son producto del devenir de la música y la expontaneidad del cuerpo.

El Buto no usa escenografía, más bien una suerte de fondos oscuros o negros que contrastan con el cuerpo del danzante pintado de blanco con alguna máscara o ropa destrozada. La música es lenta y a menudo se recurren a sonidos orgánicos o de ambientes desagradables (como moscas volando, sonidos subterráeos). Los movimientos son suaves, lentos y elasticos, la cara siempre expresiva y nunca con el mismo sentimiento.

Conforme pasaba el tiempo, la danza comenzó a experimentar con la transmutación del cuerpo en conceptos como el humo, el polvo o el viento, y más adelante en ambientes desconocidos para la persona como expresar la vida dentro del vientre materno. También comenzó a ser un medio artístico de transgresión social, convirtiéndose en una forma contestataria en varios temas, sobre todo en lo concerniente a la guerra, las masacres y las armas de destrucción masiva.

Actualmente, y desde los años 80, la danza Buto ha salido de los circulos experimentales japoneses y ha llegado al mundo gracias a grupos como Sankai Juku y a maestros como Minako Seki. A continuación algunos videos de esta danza.

Cabe decir que esto que escribo es apenas un acercamiento al Buto, no es una introducción apropiada ni mucho menos una forma de enseñarlo o algo por estilo, simplmente es algo que me interesó, de lo que he leído un poco y quiero compartir...







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